El drama de ser creativa

En la última edición del festival Blanc!, celebrado en octubre de 2024, los dramas cotidianos de quienes trabajan en diseño y creatividad tomaron el centro del escenario. Inspirados en los retos y vulnerabilidades del proceso creativo,  en colaboración con la gente de Interactius presentó una innovadora actividad: el Dramómetro, un espacio de terapia de grupo que invitaba a las asistentes a identificar sus mayores conflictos internos y reflexionar sobre ellos colectivamente. Aquí exploramos las conclusiones y aprendizajes que emergieron de esta dinámica introspectiva.

¿Qué es el Dramómetro?

El Dramómetro surgió de una simple pero poderosa pregunta: ¿cuál es el mayor drama con el que lidian las personas creativas? Las respuestas abarcaron desde el autosabotaje hasta la sobredosis de creatividad, pasando por la necesidad de control y el aislamiento creativo (Tienes una lista de todos los dramas aquí). Estas inquietudes comunes fueron un reflejo de los retos psicológicos y emocionales que enfrentan quienes se dedican al diseño en su vida laboral diaria.

A través de esta actividad, el festival permitió que las asistentes compartieran sus dramas en un entorno seguro y divertido. Con una dinámica tipo “círculo terapéutico”, les participantes pasaban una pelota anti-estrés en una suerte de “turno de la palabra”, promoviendo la apertura y la vulnerabilidad. No era simplemente un ejercicio de catarsis individual, sino una oportunidad para convertir problemas personales en reflexiones colectivas.

 

Autosabotaje y control: Los dramas de las creativas

Uno de los hallazgos más interesantes del Dramómetro (Inspirado en este proyecto de Domestic Data Streamers) fue la prevalencia del autosabotaje y la necesidad de control. Muchos participantes reconocieron que sus problemas de autoestima a menudo les llevan a cuestionar su propio talento, minando su creatividad antes incluso de que tenga la oportunidad de florecer. Por otro lado, la necesidad de control también emergió como un tema relevante, especialmente en el ámbito del diseño digital, donde la presión por cumplir con plazos y expectativas genera ansiedad y tensión.

 

 

Estas características, aunque comunes, plantean preguntas interesantes sobre el perfil de las diseñadoras: ¿están estos dramas ligados intrínsecamente a la personalidad creativa? ¿O son producto de la cultura de trabajo actual? En cualquier caso, la actividad ayudó a muchas asistentes a darse cuenta de que no están solas en sus luchas, abriendo la puerta a una conversación necesaria sobre la autoestima y la gestión emocional en el mundo creativo.

 

 

Diversidad de perfiles

Otro hallazgo importante fue la diversidad de perfiles entre les participantes. Muchas eran jóvenes recién egresadas o profesionales en transición, quienes expresaron frustración por la competitividad, los bajos sueldos y la falta de mentoring. Otras se identificaron como freelancers, una elección de carrera que, si bien ofrece libertad, también genera sensaciones de aislamiento y, a menudo, una falta de pertenencia a una comunidad.

En este sentido, la actividad también reveló una creciente demanda por mentoría y networking entre creativas.

Una de las ideas más impactantes fue la noción de “Abajo el trabajo”, un deseo colectivo por vivir con más balance entre la vida personal y profesional. Este enfoque refleja un cambio en los valores de la comunidad creativa, impulsado tanto por las nuevas generaciones como por las necesidades de conciliación de quienes llevan más tiempo en la profesión. Muchas asistentes comentaron que este equilibrio es la verdadera meta y el ideal de éxito que desean alcanzar.

El Dramómetro y la terapia de grupo en Blanc! evidenciaron que el drama no es un signo de debilidad, sino una señal de la intensidad y la pasión con la que les creativas viven su trabajo. Reconocer estas luchas colectivas es el primer paso hacia una cultura de diseño más empática y humana.

Blanc! sigue demostrando ser más que un festival de diseño; es un espacio de comunidad y apoyo mutuo. Si el futuro de la creatividad y el diseño depende de algo, es de esta capacidad para conectar, inspirar y recordar que, detrás de cada logo, de cada obra de arte, y de cada campaña, hay personas enfrentando sus propios dramas.