24—26 Oct. 2024
Vilanova i la Geltrú - Barcelona

Hoy hace treinta años de su inauguración y de su gran éxito. Estos Juegos están considerados como uno de los mejores Juegos Olímpicos de la historia y fueron celebrados en la ciudad de Barcelona (España) entre el 25 de julio y el 9 de agosto de 1992. Desde el principio, ya con la candidatura, se sintieron cómodos los principales actores y organizadores con la idea de expresar los valores mediterráneos como punto de partida y como denominador común del programa cultural.

Diseño, ciudad y sociedad

Los Juegos de la XXV Olimpiada fueron un momento clave para que Barcelona se mostrase a nivel internacional como una ciudad europea de referencia por su diseño y su arquitectura. Representaron un cambio radical como modelo de ciudad y consiguieron crear la metrópoli del mañana. Con las nuevas infraestructuras y la ampliación del transporte público engendraron la Barcelona vanguardista y mediterránea que conocemos hoy en día.

Hombre en la Villa Olímpica durante su construcción. Autor: Pere Virgili.

Saltador con Barcelona de fondo. Autor: Pepe Encinas

El «boom» del diseño gráfico en el país alcanzó su punto más álgido con la designación de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Todas las diseñadoras y diseñadores querían participar para construir este festejo. Se tomaron ciertos riesgos apostando por una comunicación gráfica inusual, fresca e innovadora del evento; empezando por el símbolo de la candidatura, obra de America Sanchez (con la colaboración de Carmen Vives), la gráfica principal de los JJOO y los pictogramas de Josep Maria Trias así como la querida mascota ‘Cobi’ de Javier Mariscal. Todos despertaron el interés mundial por el diseño catalán y español.

Presentación logosímbolo de Barcelona ’92. Archivo: Josep Maria Trias

La ceremonia de apertura de estos Juegos tuvo la participación entre otros de Pepo Sol, Lluís Bassat, Manuel Huerga y protagonizada por La Fura del Baus marcó un antes y un después en la puesta en escena. El lema oficial de los JJOO se tituló «Amigos Para Siempre» y también dió nombre a la canción oficial. Un acto inaugural como no se había visto hasta la fecha y un espectáculo novedoso en todos los sentidos, marcado sobre todo por la tecnología, simbología, reinterpretaciones y libertad. El ¡Hola! de Barcelona se convirtió en un icónico saludo al mundo.

Se debía de encontrar un espacio para la cultura y las nuevas tecnologías, rompiendo con la tradición y abriendo las puertas al nuevo siglo que estaba apunto de empezar. En este acontecimiento se superó lo meramente deportivo y logró un considerable cambio económico, urbanístico y social para la ciudad. Todos los organismos trabajaban por el mismo fin. Se recuerda todavía como un gran éxito colectivo gracias principalmente a los voluntarios, también a las instituciones públicas y empresas privadas. Los voluntarios fueron un claro ejemplo de altruismo, solidaridad y compromiso en beneficio de la comunidad. En todo momento se trabajó con una mentalidad real de todos a una. Todos arrimaron el codo y esa energía se expandió completamente por el mundo.

Revista Voluntarios JJOO Barcelona’ 92. Archivo: Josep Maria Trias

Candidatura de la XXV Olimpiada

Todo no fueron alegrías, antes de conseguir la Candidatura de 1992, el Ayuntamiento de Barcelona había optado durante el siglo XX en cuatro ocasiones a organizar unos Juegos Olímpicos. Durante este período de tiempo, hubo de todo: enfados, polémicas, batallas enterradas y hasta claros enfrentamientos. Finalmente, a la quinta vino la vencida.

En la preparación de esta Candidatura intervinieron grandes profesionales y empresas de todos los sectores, muchos de estos profesionales son imprescindibles en la historia del diseño gráfico español. Tales como: America Sanchez, Mariona Aguirre, Fernando Amat, Angel Beaumont, Francesc Capdevila, Cruz Novillo, Joan Costa, Enric Huguet, Javier Mariscal, Josep Maria Mir, Toni Miserachs, Peret, Josep Pla-Narbona, Rolando & Memelsdorff, Enric Satué, Claret Serrahima, Josep Maria Trias, Villuendas + Gómez, Carmen Vives e Yves Zimmermann, entre otros nombres destacados.

El logotipo de America Sanchez, llamado familiarmente «el palillo», se hizo rápidamente popular entre miles de barceloneses. Fue presentado oficialmente en los juegos de verano de 1984, celebrados en Los Ángeles (EEUU). El trabajo de America Sanchez no era un elemento emblemático o de identificación de la ciudad de Barcelona, pero hizo campaña y cumplió con los principales objetivos.

Los siete dossiers oficiales de la candidatura fueron trabajo de más de 700 personas para confeccionar su contenido. Fue la diseñadora gráfica Toni Miserachs, la encargada del proyecto editorial del Dossier Olímpico para presentar la Candidatura de Barcelona a celebrar la XXV Olimpiada en la ciudad. El contenedor que guarecía el material impreso fue diseñado por André Ricard, el diseñador industrial lo realizó con madera del Camerún y con un aspecto entre austero y noble.

Uno de los libritos del Dossier Olímpico – Archivo Museu del Disseny de Barcelona. Autor: Martí Pujol

 

Gráfica de Barcelona ’92

La concesión se hacía efectiva el 17 de octubre de 1986, proclamando a Barcelona como la sede de los JJOO de verano de 1992. Esto dio paso a una segunda fase para el diseño de los símbolos olímpicos.

El Comité Organizador Olímpico de Barcelona ’92 (COOB’92) convocó un concurso cerrado para la creación de los proyectos del logosímbolo y la mascota de los juegos. Los invitados a presentar sus diseños del logosímbolo fueron profesionales consagrados: America Sanchez, Cruz Novillo, Carlos Rolando, Enric Satué, Josep María Trias e Yves Zimmermann. Y para la mascota: Fernando Amat, Angel Beaumont, Francesc Capdevila, Javier Mariscal y Pere Torrent (Peret).

Bocetos del logo Barcelona ’92. Bocetos originales de J. M. Trias

El logosímbolo ganador fue el diseñado por Josep Maria Trias, un ideograma o pictograma que representa un atleta estilizado en tres simples trazos y tres colores (azul, amarillo y rojo), sobre el lema Barcelona ’92 y los cinco aros olímpicos. Una vez hecho público el fallo del jurado, Trias empezó un proceso de documentación y comprensión de la magnitud que tienen unos JJOO y todo el periodo de las Olimpiadas. Aprendió y se instruyó de cómo eran y cómo se debían tejer las relaciones entre todos las instituciones y empresas privadas implicadas en la causa. Incluso llegó a reunirse con el diseñador alemán Otto Aicher, creador de los pictogramas de Munich ’72 que establecieron un punto sin retorno para la evolución de la señalización de grandes instalaciones y servicios.

Es innegable que internacionalmente Barcelona se asocia a Picasso, Miró, Dalí, Gaudí o Tàpies. Una evidencia que condujo a la necesidad de encontrar para los Juegos un lenguaje más humano, más artístico, más cálido y más creativo. El símbolo marcaba una línea de modernidad, era la primera vez en la historia de la identidad de los Juegos Olímpicos que se representaba en el logosímbolo un cuerpo humano en movimiento; el salto de Barcelona al mundo. El criterio de mediterraneidad era una nueva justificación de las necesidades de diferenciar este diseño de las imágenes gráficas de anteriores convocatorias olímpicas, que principalmente se definían como formas geométricas. Con este cambio de patrón se generó un nuevo lenguaje gráfico para los JJOO alejado de las imágenes preestablecidas que duró varios años, al menos hasta Beijing 2008.

Logos Juegos Olímpicos 1924-2020. Fuente: Brandemia

Los pictogramas fueron utilizados por primera vez en Tokio 1964. Originalmente fueron diseñados para beneficio de los atletas y turistas de habla no japonesa, demostrando que eran esenciales por el impacto que causaron a partir de un lenguaje universal y de un arte propio. Desde entonces cada ciudad anfitriona tanto de los JJOO de invierno como de verano ha utilizado su propia colección de pictogramas y siguen siendo un componente fundamental. En el caso de Barcelona 1992, se realizó la prolongación de la imagen del ideograma principal a cada pictograma. Estos fueron diseñados uno a uno entre Trias y su ayudante Toni Sorell.

Todo se hizo a mano, con lápiz, papel y rotuladores de colores. En ningún momento del proceso intervino el ordenador aunque en esa época se sitúan los inicios de esta herramienta y de los programas de diseño.

Bocetos pictogramas Barcelona ’92. Bocetos originales de J. M. Trias

Pictogramas de Barcelona ’92. Autor: J. M. Trias

Las críticas, como no, también recayeron sobre el logosímbolo de Trias, tachado de «mironiano» y con acusaciones de plagio por la similitud con un pictograma de un gimnasio de USA y un cartel de ballet obra del William Wondriska. Trias aseguró que ignoraba los diseños norteamericanos y dijo que «si cualquier cosa hecha a mano es mironiana, el mundo está lleno de ‘Mirós’»

El estudio de Trias generó un manual de aplicación del logotipo para que todos los medios y terceros pudiesen colocar correctamente el logosímbolo y todas las aplicaciones de la gráfica. La identidad gráfica de los JJOO de Barcelona ’92 se inscribió en las oficinas de marcas y registros de todo el mundo. Fue una de las primeras marcas españolas que se pudo explotar y expandir por todo el globo. Una imagen que respondiera e identificara a todos por igual del territorio nacional, evitando conflictos y favoritismos.

Ed Benguiat y el equipo de Quod Design que dirigía Trias prepararon una familia tipográfica que se estrenaría en los Juegos de Barcelona para ser usada en carteles, rótulos y textos.

El encargo de la gráfica también implicaba el diseño de: uniformes olímpicos, mobiliario urbano, elementos ambientales, señalización, medallas, diplomas, monedas, sellos, carteles, acreditaciones y miles de aplicaciones.

La mascota

Cobi, la mascota simpática y divertida, ocasionó mucha polémica en su elección pero enamoró a todos los corazones del mundo una vez fue pública. Un perro posmoderno y antropomórfico basado en el gos d’atura (perro propio de las comarcas pirenaicas) creado por el diseñador Javier Mariscal. El Cobi rompió con la tradición Disney para la representación de los JJOO y abrió un abanico de posibilidades para las mascotas posteriores.

Mascota ‘Cobi’ de Javier Mariscal

Cobi recibió retoques hasta ajustarse para una buena aplicación y la aceptación de los críticos, siendo la propuesta más creativa y que podía dar más de sí. En su momento, Mariscal, comentaba que era «un perro con mucho cachondeo y mucha gracia» y que esperaba que pasado un tiempo cuando la gente viera la mascota dijera «¡Esto es Barcelona!». Sucedió pues treinta años después continúa siendo recordada.

Lo ideal era conseguir la simpatía de los más pequeños y jóvenes. El diseño de Mariscal logró romper con la inmovilidad y rigidez de sus antecesores y proponer una mascota con mayor carga estética. Cobi es dinámico y práctico, con una extraordinaria expresividad.

La mascota es un elemento destinado al merchandising, dirigido al gran público como elemento lúdico y que aproxima a la gente a este gran acontecimiento. Uniendo a la población con los visitantes, generando fraternidad entre culturas y sociedades. Da otro sabor a los Juegos.

Mascota ‘Cobi’ ambientada en personajes de los Juegos

La aplicación del logosímbolo al Cobi fue un trabajo y elección de Trias. Una opción muy criticada fue la de aplicar el logotipo en el pecho directamente sobre la piel de Cobi, «parece un sello a fuego como se le hace a los animales». Pero también podríamos decir que se trata del gesto precursor del tatuaje con temática de los JJOO, gesto que han adoptado los deportistas olímpicos desde hace unos años.

La mascota Cobi necesitó también de un completo manual corporativo que realizó Trias con su equipo, bajo la supervisión de Mariscal.

Tanto Trias como Mariscal, se avanzaron a los tiempos con sus diseños novedosos, dinámicos y con expresión. Dando movilidad y carácter a las imágenes que representan los Juegos. Marcando un punto de inflexión y un patrón insólito a seguir. Quizás por esto fueron tan criticados.

Fuente: EFE

Antorcha y pebetero

Otros de los elementos simbólicos de unos Juegos Olímpicos son la antorcha y el pebetero. Fue André Ricard el encargado de diseñar una de las piezas emblemáticas y que mostraron también un salto a la modernidad. Al igual que pasó con la gráfica para estos Juegos, en el caso de la antorcha también hubo una rotura de patrón con un modelo de aluminio y una apariencia que se separaba de la tradición de reinterpretar el pasado. Se considera que fue la primera vez que este elemento se alejaba de los esquemas. La antorcha fue fruto del razonamiento y con toques poéticos, aspectos siempre latentes en la obra de Ricard.

El pebetero olímpico fue diseñado por el físico Pep Sant y el diseñador industrial Ramon Bigas. Admirado como un monumento olímpico y signo de identidad de la ciudad durante los Juegos. Sus autores conjugaron la escultura con tres factores principales: la tradición olímpica, la imagen de Barcelona y el Mediterráneo; y los avances tecnológicos.

Fuente: Museu Olímpic BCN

Fuente: ARA-CAT

El Pebetero del Estadi Olímpic de Montjuïc encendido durante los Juegos. Autor: Nikolai Karaneschev

Los Juegos se celebraban en honor a Zeus, padre de los dioses de las tempestades y portador del rayo que generaba el fuego. Tradicionalmente se encendía una llama olímpica en el altar de la diosa Hera, que simbolizaba el espíritu de los dioses griegos.

En la Olimpíada de Berlín (1936), se implantó la costumbre contemporánea de transportar la llama olímpica con su antorcha desde Olimpia, donde se enciende la antorcha, que es transportada por atletas hasta el lugar de la ceremonia de los Juegos.

El recorrido de la llama olímpica se hizo desde el templo de Hera en Olimpia (Grecia) hasta el Estadi Olímpic de Montjuïc de Barcelona (actualmente, Estadi Olímpic Lluís Companys). Despertó un interés multitudinario como nunca antes ningún otro ritual olímpico había despertado. Durante 43 días, el fuego de Barcelona ’92 fue transportado por 9.726 relevistas a través de una excepcional maratón de 9.339 km, por 17 comunidades autónomas y 33 capitales de provincia del estado español.

Anonio Rebollo a punto de disparar la flecha hacia el pebetero. Autor: Mike Powell

Otro de los grandes momentos que marcaría el comienzo de los JJOO fue el encendido de la gran llama: el arquero Antonio Rebollo, deportista paralímpico se colocó en un lugar preciso y disparó una flecha hacia el pebetero. El fuego atravesó el cielo y finalmente, prendió el corazón del Estadi Olímpic de Montjuïc. Momento que se ha convertido en uno de los grandes recuerdos de aquellos Juegos.

Para la clausura, El Cant dels ocells, la canción tradicional catalana del universal Pau Casals, se impuso a la noche acompañando la retirada de la bandera oficial y al último suspiro del fuego olímpico del pebetero del Estadi Olímpic de Montjuïc, despidiendo así los dieciséis días de los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92.

 

Fuente: Ajuntament de Barcelona

Cartel del primer aniversario de los JJOO de Barcelona 1992, Pilar Villuendas

Sobre el autor/a

Vicent Almiñana

Diseñador gráfico, docente y comisario de exposiciones. Con fuerte interés por la defensa del diseño y las artes visuales. Responsable de la sección Mestres del Blanc!

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