Culturalmente, hablar de lo que cobras es casi un tema tabú. Estamos más abiertos a hablar de sexo o de religión que de la economía personal, y eso a veces es contraproducente porque en ciertos sectores, como el creativo, los baremos son muy amplios. No hay un precio definido o tarifa en las que podamos apoyarnos, y que nos sirva de guía para calcular nuestro primer presupuesto de un proyecto.
Las profesiones creativas son difíciles de cuantificar, pero ni mucho menos imposible. ¿Qué sería del mundo sin comunicación visual? El diseño gráfico tiene un valor indiscutible, presente en nuestro día a día y por eso es importante hacer valer nuestro trabajo.
¿Qué precio me pongo? Ponerse un único precio puede ser complicado: cada trabajo y cada cliente es un mundo y la dedicación que necesitarás para un proyecto u otro puede ser muy diferente dependiendo de gran cantidad de factores: ¿Será una colaboración continuada durante mucho tiempo? ¿Tienes unas directrices claras? ¿Tu tarea será de apoyo o liderazgo en el proyecto?
En diseño gráfico sería complicado establecer una única tarifa, es por eso que conviene analizar al detalle cada caso para encontrar el precio justo y exacto. Para ello, jugaremos con 7 factores clave.
¿Qué incluye el precio de un diseño?
A continuación te explicamos los 7 consejos que te recomendamos para calcular tu tarifa:
1. La complejidad y laboriosidad
No todos los trabajos tienen el mismo nivel de dificultad, y habrá proyectos más sencillos que otros. Pero… ¡ojo! La complejidad de un trabajo no siempre es equivalente al tiempo en el que un diseñador puede tardar en resolverlo. Es decir, para llegar a un nivel de maestría, el diseñador ha invertido un tiempo y dinero en aprender, practicar, y formarse en la materia, por lo que el precio de un diseño también incluye todo este bagaje y experiencia previa.
2. El valor de tu sello
A veces, el valor de un diseño viene también asociado al valor de la marca de un estudio o un diseñador concreto. ¿Alguna vez has escogido una película solo por un actor o actriz? En diseño pasa un poco lo mismo: el precio de un diseñador es también los valores que transmite. ¿Acaso una actriz de cine famosa cobra por las horas que trabaja en una película, o un artista cobra por las 3 horas que le llevó pintar una obra? Es el valor de las cosas las que tienen un precio, y si el cliente no puede ver el valor del diseño no pierdas tiempo en “educar al cliente”.
3. Herramientas utilizadas
Al igual que el carpintero necesita madera y sierra, los diseñadores gráficos también tenemos nuestros propios gadgets, aunque en el espacio digital. Un diseñador necesita software específico, procesadores potentes, ordenadores o tableta gráfica… toda una serie de elementos sin los que el resultado final no podría lucir.
4. La experiencia es un grado
Un portfolio potente no solo es tu mejor carta de presentación, sino que además es una muestra de tus capacidades resolutivas. Aunque cada trabajo es un mundo, enfrentarte muchas veces a problemas o situaciones similares te curte como profesional y es algo que proporcionará seguridad de cara al cliente. Y eso, como todo, también tiene un valor.
5. La asistencia y cambios
Los diseñadores gráficos no somos ajenos a los cambios a última hora. Volver a trabajar una idea acabada o pulirla con nuevos ajustes es un tiempo extra que también debes valorar a la hora de hacer tus facturas.
6. Tu implicación en el proyecto
No es lo mismo dar un apoyo puntual que crear toda una identidad gráfica para una marca. A veces nuestro rol, dependiendo de la experiencia o las características particulares del encargo, puede ser determinante a la hora de marcar un precio.
7. ¿Con cuánto dinero quieres llegar a final de mes?
La pregunta tiene truco porque todos diríamos el máximo posible. En tu día a día tendrás que hacer malabares con todos los elementos anteriores, pero el precio de un diseñador también incluye otras dimensiones. Como todo freelance, ya sea diseñador, fotógrafo o lampista, necesita cubrir una serie de necesidades que marcarán su tarifa:
Pero el día a día incluye una serie de gastos fijos a la hora de realizar tu actividad (el coste de tu ordenador, la luz, internet, licencias de programas…) que debes incluir.
Entonces ¿Cómo debo calcular mi precio si no tengo experiencia?
Si acabas de comenzar en esto del diseño, lo primero que debes tener es un buen perfil en redes sociales y un portfolio que cuente lo que haces. Damos por entendido que ya lo tienes, y que tu preocupación ahora es tener una base que te permita calcular el precio a cobrar. La fórmula, por llamarlo de alguna manera, te servirá en tus comienzos, y luego, a medida que vayas adquiriendo experiencia, y compitiendo en el mercado con otros profesionales, irás ajustando tu tarifa al precio más adecuado para ti.
First thing first, ¿cuánto quieres ganar al mes?, pon un precio (realista) a lo que quieres ganar al mes en tu trabajo como freelance. Lo que quede para ti una vez deducidos los impuestos, pagado autónomos, el espacio de trabajo (oficina, coworking…) y otros gastos como los servicios (luz, gas, internet etc). Haz un lista con todos los gastos y calcula el precio hora que deberías cobrar para llegar a esos ingresos mensuales.
Un ejemplo a grosso modo podría ser algo así:
- Sueldo: 2000€
- Autónomos: 286€
- Servicios: 150€
- Alquiler espacio: 150€
- Material y equipamiento: 150€
- Movilidad y dietas: 300€
- Impuestos: 700€
Obviamente cada caso será diferente, pero según el ejemplo, este freelance tendría un gasto mensual de 3736€. Este importe deberías dividirlo por las horas al mes que quieres trabajar. Si tomamos como ejemplo la jornada habitual de 4o horas semanales, nos saldría un precio hora de unos 23,35€. Esto es lo mínimo que deberías cobrar, si al acabar un proyecto has facturado por debajpo de este precio, has perdido dinero.
Por lo tanto, a la hora de calcular un presupuesto, es muy importante que calcules las horas que podría llevarte, incluidas las horas dedicadas a reuniones, desplazamientos, etc. Será una base para que comiences a planificar tu tarifa como diseñador o diseñadora gráfica.
Con el tiempo, irás ajustando mejor el precio de tu trabajo, y ya entrarán otras variables como el valor de tus servicios (calidad, rapidez, experticia), el tipo de cliente, los proyectos en colaboración, etc, etc. Pero creemos que con esto será más que suficiente para que puedas comenzar tu carrera profesional con buen pie, y cobrando un precio justo que te permita vivir de lo que más te gusta hacer.