5 consejos para encontrar clientes en diseño gráfico

Ha llegado el momento. Te has lanzado a la piscina y has decidido ser freelance. Hay muchos motivos por los que un diseñador gráfico decide trabajar por cuenta propia, pero sin duda una de las mayores ventajas es poder definir tu marca y estilo personal. Ahora bien, es posible que a veces te sientas en soledad allí fuera… ¿hay alguien ahí? ¿Cómo contactar con clientes potenciales? ¿Qué hacer para ganar visibilidad?

El mayor consejo que te podemos dar es que te armes de paciencia y constancia, ya que el trabajo del día a día será tu mejor aliado. Eso sí, hay 5 consejos que te ayudarán a trazar tu ruta profesional con el viento a favor.

 

 

1. Un portfolio siempre on point

Te lo repitieron en la carrera y te lo dices de vez en cuando: “tengo que actualizar el porfolio”. Puede parecer una obviedad, pero un portfolio cuidado, bien escogido y con tus trabajos más potentes es la manera de alcanzar tus objetivos. Además de mostrar todas tus capacidades, un portfolio tiene que desprender ese “algo más” que hará que un cliente se decida por ti. Ya sabes, ese toque especial que dominas a la perfección y con un simple vistazo se puede identificar.

 

2. Trabaja tus redes sociales

Lejos de obsesionarte con los likes, compartidos o comentarios, tus redes sociales son, en muchas ocasiones, el primer impacto que recibirán tus clientes, además de ayudarte a conectar con otros profesionales. En otras palabras, tus redes sociales son un escaparate para mostrar lo mejor de ti. Pero a nadie le gustan las personas egocéntricas.

Tus perfiles profesionales deben aportar valor para generar confianza con tus clientes, ya sea a través de recomendaciones, guías, consejos… contenidos en los que aportes tu visión y enfoque del diseño. Por ejemplo, si tu especialidad es la tipografía, ¿porqué no explicar la historia y razonamiento del cambio de tipo de una gran marca?

Tampoco olvides el poder de networking de las redes sociales: un contenido viral en Linkedin puede darnos una idea de las tendencias y  de cómo otros diseñadores se enfrentan y resuelven problemáticas similares a las nuestras. Además, en un momento en el que la presencialidad se ha visto reducida drásticamente, son una manera de buscar nuevas colaboraciones donde menos lo esperas.

 

 

3. Una web de referencia

La presencia online, como te comentábamos en el anterior punto, es de vital importancia. Es por eso que no debes descuidar el diseño de tu web, de usabilidad clara y que muestre exactamente cuales son tus servicios y tu especialidad.
De la misma manera, segmentar audiencia es clave en este sentido. Para ello existen multitud de herramientas que te ayudarán a conseguir tu objetivo, una de las imprescindibles es realizar una estrategia de SEO que posicione a tu web en los lugares más altos de los buscadores, a través de palabras clave.

Además, tu web puede darte mucha información sobre qué buscan tus clientes potenciales en ti. Si te das una vuelta por las analíticas de tu web, podrás ver cuales son los apartados de tu página más visitados o en cuales tus clientes dedican más tiempo.

 

4. Presupuestos en diseño gráfico: Marca tu workflow

¿Cuántas veces nos hemos enfrentado a briefs escasos o feedbacks indescifrables? Hay males difíciles de evitar, pero todo lo que nos podamos ahorrar, eso que hemos ganado. No solo por nuestra propia tranquilidad: trabajar bajo timinings imposibles o unas directrices poco claras acaba afectando a nuestro resultado final.

A la larga estas malas praxis dañan nuestra reputación y pueden ser un gran bache a la hora de buscar futuros clientes. Sabemos que a veces es difícil, pero es muy importante que seas tu quien lleve el ritmo conociendo cuál es tu workflow o proceso de trabajo. Estipular de entrada el tiempo y dedicación que te va a llevar un servicio y qué es exactamente lo que necesitas de un cliente puede salvarte de muchos disgustos.

Un buen truco puede ser tener a mano tus propias tablas de referencia con el tiempo y coste que dedicas a cada servicio de media antes de enviar un presupuesto específico. Como ya sabrás, el trabajo creativo no es como una producción en cadena y cada cliente es un mundo en sí mismo, generando un trabajo único. Una cosa no quita la otra: marcar tu workflow no solo te ayudará a optimizar tu propio proceso y espacio de trabajo, sino que también generará una imagen profesional y de confianza de cara al cliente.

 

5. Los clásicos imprescindibles: el boca oreja o cuidar al cliente

Empezar nuevas aventuras puede resultar emocionante, pero nunca olvides quienes te han apoyado desde el principio. Mantener una buena relación con los clientes no solo hará que puedan tenernos de referencia para futuros trabajos, sino que además serán nuestros mejores embajadores de marca. Un cliente satisfecho puede compartir y visibilizar nuestro trabajo, y, cuando son los demás los que hablan bien de ti, siempre es más efectivo.

Una vez empieces a trabajar con varios clientes, escucharás sus necesidades y pasarás a formar parte de su equipo (desde la externalidad) por lo que serás capaz de reconocer necesidades del cliente que todavía no ha visto, y actuar con proactividad para resolver sus problemas. No esperes a que te hagan el encargo, identifica en qué puedes ayudarles y propónles mejoras para su negocio.

Sobre el autor/a

Redacción Blanc!

“No trates de doblar la cuchara. Es imposible. En lugar de hacerlo, solo intenta darte cuenta de la verdad… No hay cuchara. Entonces, verás que no es la cuchara lo que se dobla, te doblas tú”

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