Mario Eskenazi es uno de los diseñadores de referencia no solo a nivel nacional sino también a nivel internacional, sobre todo entre los diseñadores y diseñadoras hispanoparlantes. Oriundo de Rio Cuarto, una ciudad de la provincia de Córdoba en Argentina, llega a España en el año 1971, donde se codea con grandes diseñadores argentinos de la época como America Sanchez o Carlos Rolando.
La historia de Mario Eskenazi va ligada a la historia del diseño barcelonés. Su pasión, constancia y vocación por el diseño gráfico, le han llevado a ser uno de los diseñadores de más prestigio en España y latinoamérica, Premio Nacional de Diseño y miembro del AGI.
El 9 de Mayo de 2020, en pleno confinamiento todavía, tuvimos el placer de hacerle una entrevista en directo, realizada por David D’Eboli, y cuyo resumen puedes encontrar en este artículo.
¿De donde viene esa pasión de Mario Eskenazi por el diseño gráfico?
Mi padre era arquitecto y tenía el estudio en la parte de abajo de nuestra casa. Bajaba todos los días al estudio a dibujar, y me gustaban mucho los cómics y copiar los dibujos de las revistas de arquitectura de mi padre. Pero eran los anuncios de coches lo que más me llamaba la atención.
Con el tiempo me fui aficionando más a los cómics y en la adolescencia le dije a mi padre que quería dedicarme a ello. Aunque él fomentaba en mí el dibujo, me dijo que debía estudiar una carrera. Fue así como entré a la universidad a los 16 años (era un estudiante prematuro) siguiendo los pasos de mi padre en la carrera de arquitectura.
Fue justamente en la universidad donde descubrí a lo que realmente quería dedicarme, a través de las revistas de diseño de la época que encontraba en la biblioteca de la facultad. Pero en aquella época la profesión del diseñador gráfico no existía, al menos como tal, y por ende tampoco existía la carrera.
Tuve la suerte de que uno de los dos únicos diseñadores gráficos que había por aquella época en Córdoba era pareja de una compañera de estudios. Miguel “Cachoíto” De Lorenzi, artista plástico, diseñador gráfico e ilustrador periodístico, por aquella época trabajaba para los Servicios de Radio y Televisión de la UNC, donde formó parte del equipo de diseño.
El caso es que comencé a trabajar como becario hasta que quedó un puesto bacante de diseñador gráfico. Y así comenzaba, de manera oficial, mi carrera como diseñador gráfico, formándome desde la práctica.
¿Cuál fue tu primer trabajo y en qué estás trabajando ahora?
Mi primer trabajo fue una placa para el canal de televisión, era como el título del programa que se iba a emitir, que teníamos que graficar. El programa se llamaba “Uno entre nosotros”. Y actualmente tengo varios abiertos, pero uno de los que está por salir ahora es una línea de packaging para Valformosa.
¿Qué pasó en el medio, entre estos dos proyectos, para que un Mario Eskenazi arquitecto venido a diseñador acabe siendo miembro del AGI y un profesional de referencia en el sector?
Fue todo bastante natural. Cuando estaba en Córdoba, el canal de televisión fue un lugar fantástico para comenzar, recuerdo que a las nueve de la mañana nos llevaban a una sala a ver las pelis que venían de la National Film Board de Canadá. Pero cuando ya estaba terminando la facultad empiezan los golpes militares, el canal se privatiza, lo compra canal 9 de BS AS, y se acaba el seguir trabajando como diseñador gráfico.
Entonces decido, ahora sí, irme a estudiar diseño gráfico a Barcelona, pero no apruebo el examen de ingreso. Mi padre fue en persona a quejarse por la negativa a aprobarme, y le dijeron que era un muchacho muy de pueblo, y que quizás estaría mejor ¡en el campo cazando pajaritos!
En esa época había grandes diseñadores que admiraba, como Juan Carlos Distéfano, Ronald Shakespear o Guillermo González Ruiz. Me daba la sensación que ya no podría hacer nada en BS AS para dedicarme al diseño gráfico, y me fui.
Decido entonces irme a Londres, pero no tenía dinero, así que empecé por España, más fácil por idioma y cultura. Llegué a entrevistarme con Pepe Cruz Novillo, pero costaba encontrar trabajo como diseñador gráfico. Y a través de un contacto encontré trabajo en un estudio de arquitectura de Canarias, donde trabajé durante dos años. Pero allí no podía trabajar como diseñador. Así que me fui a Londres a visitar Pentagram, y con 26 o 27 años me entrevisté con Theo Crosby, que me da un paseo por el estudio. En un momento estábamos en la parte alta visitando las oficinas, y al mirar hacia abajo veo una horda de diseñadores jóvenes pegando letras… No quería verme sentado en esa mesa esperando mi momento, así que salí de allí y me volví a España, a Barcelona precisamente.
Conozco entonces a America Sanchez, diseñador que ya admiraba desde hacia tiempo, y sin llegar a mostrarle ni siquiera el portfolio me contrata, solo porque le caí bien.
No hubo puntos de inflexión en mi vida profesional, la vida me ha ido llevando por diferentes caminos, todo ha sido muy natural. Lo único que sabía con seguridad era que quería ser diseñador gráfico.
¿Qué relaciones encuentras entre diseño y arquitectura?
Tanto en arquitectura como en diseño, para empezar, hay que tener una idea. Cuando iba a la facultad, había un profesor que siempre me preguntaba por la idea rectora del proyecto en el que estaba trabajando. Incluso cuando teníamos que redibujar proyectos reales, nos hacía descubrir cuál era la idea detrás de esos planos.
Otro punto de encuentro es la estructura, el cómo se define una estructura en relación al espacio. Lo mismo pasa en diseño editorial. Por eso en los proyectos de señalética que realizo hay un respeto por la estructura, por esa idea rectora.
Decías antes que siempre fuiste un admirador del diseño inglés, ¿cuáles son tus referentes?
Te podría nombrar muchos, James Goggin por ejemplo, fue director de la revista The Wire, tiene el estudio londinense Practice.
Fernando Gutiérrez, que además es un gran amigo, y con el que estuve en Blanc Festival hace unos años, una entrevista entre Fernando Gutiérrez y Mario Eskenazi, es otro gran diseñador que admiro. Peter Saville es otro diseñador que admiro, la lista es larga.
¿Qué significan estos nombres para Mario Eskenazi?
America Sanchez
– Uno de los padres del diseño en España.
Carlos Rolando
– Igual, otro maestro. He trabajado con los dos. Con America aprendí a estructurar y con Carlos a liberarme con la tipografía.
Juanjo Sáez
– Un geniecito.
Javier Mariscal
– Es lo más parecido a Dios, porque el Xavi no es solo lo que vemos, Xavi es un creador. Cuando mi hija pequeña tenía tres años, trabajé con Xavi en un proyecto, y recuerdo que en su estudio trabajaban muchas mujeres jóvenes con hijos, y cuando llegó el verano, muchas de ellas tenían que buscarse la vida para poder dejar sus hijos e hijas con alguien, así que a Xavi se le ocurrió montar una escoleta en Palo Alto, para que sus empleados tuvieran un lugar donde dejar sus hijos e hijas mientras trabajan en el estudio.
Josep Maria Mir
– Fue uno de mis mitos cuando llegué a Barcelona. Al llegar a España los diseñadores que me gustaban eran America Sanchez, Carlos Rolando, Enric Satué o Yves Zimmermann, y en ese interín me aparecen dos jóvenes diseñadores, muy buenos, el estudio Mir & Nolla, formado por el propio Josep Maria Mir y Quim Nolla, y me sorprendió la calidad de sus trabajos. Años más tarde entro en EINA y me encuentro a Mir también dando clases, y al conocerlo mejor ya me hice fan total. Lo mas divertido de mi época en Summa era hacer proyectos con él.
Paula Scher
– De Paula Scher soy fan desde los 70s. Dentro de mi ser, tengo desde chiquito un gran respeto y admiración hacia las mujeres. En el colegio recuerdo a mis maestras, y tenia una en especial que de lo bien que enseñaba no tengo errores de ortografía al escribir. Mi aprendizaje era a través de las mujeres.
En la universidad tenía un amor platónico por algunas profesoras, y me decía a mí mismo que tenía que mejorar si quería tener una mujer como ellas. Había pocas diseñadoras gráficas en aquella época, y las pocas que había las recordaba, una de ellas era Paula Scher.
Enrique Folch
– Empezó como cliente y terminamos íntimos. La editorial Paidós ya existía en BS AS, y me sorprendió cuando me llamaron, se habían venido a España. Para cada portada me explicaba de qué iba la historia, de lo que había detrás de cada libro, su autor, el mensaje, y siempre me pedía que haga un dibujito, o algo en la portada. Yo le decía que sus libros eran muy específicos, para un público que no haría caso a algo tan superficial como un “dibujito”, pero me decía que las portadas no eran para los lectores, sino para los libreros. Si les gustaba la portada, lo exhibían en los escaparates…
El Cliente es mi amigo
No puedo trabajar con gente con la que no pueda ir a tomar un café. Tengo que creerme su producto y formar parte de su idea. No suelo decir que no a un proyecto, pero si veo que la cosa no va a funcionar paso unos presupuesto altísimos. Algo que hacemos muchos. Notas de entrada que la cosa no va a funcionar, yo quiero divertirme, me gusta lo que hago.
Dices en una entrevista que “el diseño es cultura, comunicación y sobre todo experimentación”.
Cada uno tiene que hacer lo que siente, yo experimento con los trabajos que estoy haciendo. Necesito el encargo para poder experimentar, no dedico tiempo a proyectos personales, porque si no seria “fake”.
Mario Eskenazi y las tipografías
Tengo una cierta afinidad por las pixels, las letras con trama, las stencil, las tipografías quemadas. Viene de cuando trabaja en Argentina, donde era muy caro imprimir. Teníamos que hacerlo a dos tintas y lo más barato posible. Lo que haga tiene que ser fácil de producir, no hago cosas caras. Además las stencil me comunicaban algo más humano, me sugería que alguien lo ha pintado.
El método Eskenazi
Tiro de esbozos hasta encontrar la idea, de una manera muy esquemática, y una vez que tengo la idea me paso al ordenador. Pero aprendí con Diego Feijóo que podías empezar a bocetar la idea directamente en el ordenador.
Mal que mal sí que existe una metodología. Empezar pensando, con ideas, luego hacer que la idea se transforme en forma. No empiezo con la forma, sino con la idea, y es muy importante que la forma no supere a la idea. El resultado es un equilibrio entre forma e idea, tiene que verse natural.
¿Qué relaciones encuentras entre arte y diseño?
Esta discusión ya la tenia en la facultad de arquitectura, entre arte y arquitectura. Para mí el diseño es funcional, y el arte es funcional también, pero de una manera más sutil. Una cosa que decía unos de mis ídolos, Ivan Chermayeff (Chermayeff & Geismar), gran diseñador, es que “el diseño no es importante, el arte es importante, el cine es importante. El diseño es un arte bien pagado. Una novela, una película, un cuadro, pueden cambiar la vida de alguien”. El diseño tiene un componente estético, pero eso no quiere decir que sea arte.
Sobre titulación y diseño
Cuando daba clases en EINA se enseñaba el arte como parte de nuestra vida, y la forma de enseñar diseño era mucho más conceptual. En otras escuelas era más mercantil, más comercial. El diseño no solo vende, el diseño comunica.
Cuando contrataba diseñadores, tenía una cierta predilección por los que venían de EINA, porque conocía el método de enseñanza. Pero si el diseñador era un geniecito lo contrataba. Lo que sí miraba también es que no hayan trabajado antes en un estudio de diseño, me gustaban los profesionales a los que podía enseñar mi forma de trabajar. Por eso prefería gente recién salida para poder moldearlos para que trabajen como yo lo hago.
¿El diseñador tiene una responsabilidad social?
El diseñador tiene una responsabilidad a la sociedad como ser humano. A través del diseño no voy a cambiar nada, pero sí cómo trabajar. La responsabilidad es nuestra como personas, cómo nos relacionamos con los demás, con personas marginadas, con las mujeres…
¿Cómo ve Mario Eskenazi el futuro del diseño gráfico?
El diseño va seguir existiendo, no puedo predecir cómo va a cambiar, seguro que va a cambiar, la parte digital va a tener más peso, pero las ideas van a seguir siendo necesarias… es una profesión de la que se disfruta.
Mirando hacia atrás, más de 40 años de carrera ¿crees que cambiarías algo de tu vida profesional?
Ser más estricto con los clientes, a veces soy un poco blando.
¿Crees que te vas a jubilar algún día?
En eso sí que es como con los artistas, tampoco se jubilan. La pasión y la vocación no se jubilan nunca. Trabajaré hasta que la vela no arda.