Pararse a pensar antes de actuar es un acto fundamental que cualquier profesional, en cualquier ámbito, debería llevar a cabo. En el campo del diseño, también. Saber cuál es el objetivo al que se quiere llegar permite definir cuál es la mejor dirección para alcanzarlo. Eso significa tener estrategia.
Y el diseño estratégico es la forma de plasmar dicho rumbo. Porque, si lo piensas, diseñar sin estrategia es como correr sin tener un mapa: puedes llegar lejos, pero seguirás perdido sin saber a dónde llegar. Ahora, veamos más detalladamente en qué consiste el diseño estratégico.
Qué es el diseño estratégico (y por qué no es solo para CEOs)
Cuando hablamos de diseño estratégico no nos referimos a plasmar en un documento una serie de ideas y pasos sin más. El diseño estratégico es la vía que tiene la capacidad de conectar la creatividad con el propósito, ya sea de una empresa, de una persona o de una entidad.
Una de las claves que reflejan la importancia del diseño estratégico es que combina dos aspectos de gran valor: la originalidad del diseñador y la visión estratégica del proyecto a largo plazo. Y no hace falta ser el CEO de una empresa para interiorizar esto; es un trabajo que cualquier persona debería plantearse.
El objetivo de esta disciplina no es solo crear una imagen bonita, sino que tenga sentido y que esté alineada con aquello que se quiere conseguir. En la escuela ESDESIGN, por ejemplo, esta mentalidad se integra desde el minuto cero: pensar el diseño como una herramienta de transformación, no como un adorno.
De una forma más poética, podríamos decir que el diseño estratégico pasa por pensar en un proyecto y pensar por qué existe, para quién es útil y qué impacto quiere provocar en las personas. Una vez tengamos las respuestas a estas preguntas, es momento de abrir Illustrator y dar rienda suelta a la creatividad.
El proceso del diseño estratégico paso a paso
Tener creatividad no significa, ni mucho menos, improvisar. Por tanto, el diseño estratégico requiere una planificación muy medida que cada diseñador puede adaptar a su manera de trabajar. Grosso modo, estas son las fases del diseño estratégico en diseño gráfico más habituales:
- Investigación. Entender el contexto del proyecto, saber cómo es el usuario al que va dirigido o analizar la competencia es esencial en esta primera fase.
- Definición. Con dicha información, resulta más fácil determinar el objetivo del proyecto, incluso cuando el propio cliente no lo tiene del todo claro.
- Explorar. Comienza a plasmar ideas y bocetos que te ayuden a decidir qué línea seguir o cuál descartar, para después pulirla.
- Validar. Una vez tengas una primera propuesta que creas que puede encajar con lo que espera el cliente, es momento de validarla y recibir su feedback.
- Ajustar. Por último, hay que ajustar el diseño a partir de la respuesta del cliente y teniendo en cuenta todo el contexto previo.
Ejemplos de diseño estratégico en proyectos creativos
Hablar de diseño estratégico sin ejemplos es como hablar de cocina sin probar el plato. Así que bajemos a tierra el concepto asociándolo con ejemplos de proyectos reales.
Del branding a la dirección de arte
El diseño de todo el branding corporativo de una empresa debe reflejar claramente lo que la empresa quiera transmitir. Esta es una de las máximas que más se repiten en el itinerario formativo del Máster en Branding, Creatividad y Comunicación de Marca de ESDESIGN. Es decir, además de ser estética, la imagen corporativa expresa cuál es la estrategia que la empresa quiere seguir.
Pensemos, por ejemplo, en el rebranding de Repsol. El objetivo de la marca es dejar de ser una petrolera para ser una empresa de soluciones multienergéticas, y su nueva imagen va acorde a ello.
De la web al UX/UI
Un diseñador web que pregunta “¿qué quieres que el usuario haga al entrar aquí?” antes de decidir el layout, está actuando estratégicamente.
Cuando se interactúa con una interfaz, no se trata solo de colocar botones que sean bonitos, sino de hacer que una persona entienda cómo debe moverse y dónde debe pulsar de forma fácil, al tiempo que eso responda a los objetivos del proyecto.
Entender el comportamiento del usuario y hacer de él una ventaja competitiva es también parte del proceso de diseño estratégico.
Cambio de mayúsculas a minúsculas para mostrar más cercanía, una tipografía más circular y un diseño más innovador; todo esto no es simplemente estética, sino propósito.
Casos de estudios y freelances
Se suele decir que las mejores fragancias vienen en frascos pequeños. En el ámbito del diseño, tanto los grandes estudios como los profesionales independientes han evolucionado, no importa el tamaño sino la forma de trabajar.
Ya no se limitan a entregar piezas, sino que acompañan a los clientes en decisiones clave: naming, tono de voz, narrativa visual, y, a veces, modelo de negocio.
La frontera entre diseño y consultoría se diluye. Y eso es bueno: el diseñador se convierte en un socio creativo, no en un proveedor.
Beneficios del diseño estratégico para diseñadores y estudios
Aplicar los principios del diseño estratégico no solo revierte en beneficios para los clientes, también para los propios profesionales. Básicamente, les ayuda a transformar y mejorar su modus operandi. ¿Cómo?
- Claridad. Todas las decisiones de diseño que se toman tienen sentido, no se hacen simplemente porque sí.
- Entendimiento. Es un proceso que permite entender mejor lo que busca el cliente y lograr una satisfacción mayor.
- Valor profesional. Los diseñadores proporcionan un valor y un impacto en el negocio que va más allá de crear una imagen bonita, y eso les eleva también a nivel profesional.
Errores típicos al aplicar diseño estratégico (y cómo evitarlos)
Nadie dijo que el diseño estratégico fuera fácil, ni que los profesionales del diseño no cometan errores. Sin embargo, esto también forma parte del proceso de aprendizaje. Estos son los más frecuentes:
- No investigar bien. El primer paso del proceso es, quizá, el más importante. No recabar toda la información necesaria puede hacer que el resultado no sea óptimo.
- No trabajar de forma colaborativa. Para que el diseño estratégico tenga sentido, el diseñador y el cliente deben trabajar de manera casi simbiótica. No son entes separados, sino que comparten el mismo objetivo. Por tanto, involucra al cliente en todo lo necesario y demanda lo mismo por su parte.
- Las prisas no son buenas. Aplicar estrategia a un diseño requiere tiempo, así que no pretendas hacerlo todo deprisa y corriendo.
Futuro del diseño estratégico: ¿más AI, menos PowerPoint?
La inteligencia artificial está cambiando las reglas del juego, también en el diseño. Pero, paradójicamente, hace que la estrategia sea más necesaria que nunca.
Cuando las herramientas generan imágenes en segundos, lo que marca la diferencia entre un diseñador y la IA es su capacidad de decidir qué sentido tiene todo eso.
El diseñador se convierte en un filtro que humaniza el proyecto. Ya no solo hay que decidir qué se hace, sino si realmente merece la pena. El futuro del diseño pasa, por tanto, por combinar la inteligencia artificial con el razonamiento propio de las personas.
Y, para ello, definir una buena estrategia es esencial. Porque, si el diseño es forma, la estrategia es fondo. Y solo cuando ambos se encuentran, el resultado tiene alma.

















